2ª SEMANA DA RADIO

viernes, 2 de marzo de 2012

Visita al museo "Quiñones de León"


Los alumnos de 5º de E.P. de nuestro colegio visitaron el 17 de febrero el museo municipal de Vigo “Quiñones de León”, para poder disfrutar la exposición temporal sobre el siglo XX en nuestra ciudad. Además aprovecharon para ver la sala arqueológica, que nos habla del pasado más remoto de nuestra ciudad, y, en definitiva, todo el Pazo, una de las joyas de la arquitectura viguesa.

Aunque la idea de un museo para la ciudad de Vigo aparecía ya en 1888, en el testamento del magnate filovigués, D. Policarpo Sanz – que lo concebía parte del colegio que se construiría con sus donaciones, futuro Santa Irene-; es, en el siglo siguiente, 1909, cuando la idea adquiere mayor impulso gracias a la viguesa Asociación General de Cultura. En el seno de esta asociación, que duró sólo tres años, D. Cecilio López da Veiga, vicesecretario; y el vocal, D. Avelino Rodríguez Elías presentan sendas iniciativas de museo: etnográfico y arqueológico, respectivamente.
Ninguna de ellas cuajó entonces pese a que los hallazgos de la Isla de Toralla, en 1913, reverdecieron la idea de crear el museo de arqueología.
El 12 de diciembre de 1924, el Marqués de Alcedo dona su pazo de Castrelos al pueblo de Vigo, para su transformación en museo de arte regional.Seis años antes el marqués lo había “heredado” de su hijo, al fallecer este sin descendencia, en 1918.
Tal y como parecen demostrar los documentos, el marqués de Alcedo utilizó la donación para conseguir el título de Grande de España. El alcalde de
Vigo, D. Adolfo Gregorio Espino, fue el artífice y promotor del nombramiento, por el rey Alfonso XIII; auxiliado, no obstante, en la tarea, por influyentes personas del gobierno.
Por tanto el ayuntamiento de Vigo es propietario del pazo desde 1924; pero no va a poder disponer inmediatamente de él. Vive allí todavía la viuda del hijo del marqués de Alcedo, Doña Mariana de White. Habrá de comprársele,
pues, el usufructo, operación que no finaliza hasta 10 años después, en 1934.
En 1926 no se disponía, pues, todavía, del pazo para museo. Sin embargo, ese año, Avelino Rodríguez Elías, ahora como cronista oficial de la ciudad, consigue arrancar una propuesta de museo de arte regional que impulsa las primeras entregas de material para el futuro museo. Estas entregas, que se almacenan provisionalmente en un local del negociado municipal de beneficencia, son basicamente escudos de casas señoriales de Vigo; dos piezas de la desaparecida Fuente de Neptuno - la estatua del dios y el escudo de la ciudad – que pueden verse hoy en el jardín histórico–; algún resto de la batalla de Rande; medallas; maquetas; etc...
Desde 1934 la situación cambia al disponerse ya del pazo, pagado el
usufructo, a lo que se une, en 1935, la constitución del primer patronato del museo formado, entre otras, por personas de la talla de Sánchez Cantón, por entonces subdirector del Museo del Prado; o el arquitecto Antonio Palacios, ya académico de Bellas Artes de San Fernando.
Gracias a Cantón el Prado y el Museo Nacional de Arte Moderno ceden, al museo municipal, como depósito, sus primeras obras de arte, de notable interés y de variadas épocas, muchas de las cuales aún hoy permanecen en la colección: Correa de Vivar, Luca Giordano, Antolínez, Beruete, Alenza, etc... Respecto a Palacios su contribución fue decisiva en la redacción de un primer proyecto para Castrelos, suscrito junto con Cantón, en el que se planteaba, basicamente,
que el pazo fuese museo de historia de la ciudad, en su planta baja; y de arte en la primera.
Con sede y colección, debería poder inaugurarse el museo. Se aprueba su primer reglamento - 8 de abril de 1936-; y se repara el pazo, carpintería y pintura fundamentalmente por un valor de 5.837 ptas, que estaba practicamente vacío, pues la última residente se llevó o vendió el fastuoso mobiliario que había en la casa.
La apertura del museo se plantea así para el 26 de julio de 1936; pero, antes, estalla la guerra civil española. El museo se inaugura finalmente un año después, el 22 de julio de 1937,
mostrando la pequeña colección ya comentada; junto con los primeros lotes de pintura y mobiliario que ha donado a la ciudad D. Policarpo Sanz. También se hacen ya las primeras adquisiciones y se reciben depósitos de arte gallego. Todo ello se refleja en el primer catálogo del museo realizado en junio de 1937.
En el mes de octubre de 1938 toma posesión de su cargo, como administrador del museo, Don Angel Ilarri Gimeno, que será alma del mismo hasta su jubilación en 1979. Ilarri, que residía en el pazo con su familia, se ocupará de mejorar paulatinamente las instalaciones y engrandecer sus
colecciones, especialmente la de arte gallego, y, sobre todo desde mediados de los años 60, bajo la égida del alcalde Portanet como gran impulsor de Castrelos. En esta época se abren cinco nuevas salas para artistas gallegos, algunas de carácter monográfico, como las de Laxeiro, Colmeiro y Souto, del que se adquieren un lote de casi veinte obras de diversas épocas del artista. En los años 70 continúan las adquisiciones del museo siempre certeras de modo que,
por ejemplo, en 1977 entra en el museo un esplendido lote de obras del artista internacional, vigués de nacimiento, José Frau.
También la colección de arqueología experimenta un notable impulso en todo este tiempo, de mano de personas insignes como Pedro Díaz, o José María Álvarez Blázquez, comisario local de excavaciones arqueológicas y vocal del patronato del museo. Este impulso tiene su gran momento en la inauguración de las sala de arqueología en 1959, con motivo de la exposición de las estelas galaicoromanas halladas seis años antes en la calle Pontevedra, que serán sus
protagonistas indiscutibles, hasta el punto de convertirse años más tarde en el logotipo del museo.
El museo hace así su recorrido, lento ascenso, en pugna con los limitados presupuestos municipales, hasta convertirse en uno de los más importantes de Galicia, referencia en España, tanto por el valor de sus colecciones como por la singularidad y belleza de su emplazamiento, magnificamente conservado.
De modo que, cuando Angel Ilarri deja el museo en 1979, deja a la ciudad de Vigo, un patrimonio cultural extraordinario; y, sobre todo, una dinámica de trabajo que pervivirá, durante muchos años, a través del patronato y de los los sucesivos directores.
Con la jubilación de Angel Ilarri, y la aprobación del reglamento en 1981, comienza una nueva etapa para el museo que llega hasta la actualidad.
Pasan por la dirección D. Bernardo Vázquez Gil, actual cronista oficial de la ciudad; D. José Francisco Armesto Faginas; D. José Manuel Hidalgo Cuñarro; y actualmente D. José Ballesta de Diego.
Con cada corporación los patronatos se renuevan, y entre sus miembros destacaran artistas y especialistas como el académico Francisco Pablos o los pintores Antonio Quesada, Antón Abreu, Xavier Pousa; el escultor Pedro Dobao.
Gracias a su tesón la colección de arte gallego continua aumentando y abriéndose hacia otros periodos y artistas hasta el punto de ser tan abundante que deben gestionarse depósitos en terceras instituciones como la Universidad de Vigo o la Fundación Provigo. También se gesta el proyecto MARCO como posibilidad de ampliar Castrelos.
La especialidad de los directores marca los principales intereses en cada momento. Vázquez Gil, apuesta por el desarrollo del departamento de Historia Local, fundamentalmente; Hidalgo Cuñarro, arqueólogo municipal, convierte al museo durante los años 80 en una referencia para el mundo de la arqueología cuyos hitos pudieran ser la ampliación de la sala, con una nueva
planta; o, en los 90, la realización de congresos como el Nacional de Arqueología de 1993; y el Internacional de Arte Rupestre Europeo en 1999.
También se realizan importantes publicaciones entre las que destaca la revista Castrelos (12 números) o los catálogos de pintura.
También en esta época se emprende la segunda gran reforma del pazo-museo, dirigida por el arquitecto Luis Felipe Comesaña, que supone, entre otras cosas, la habilitación de las torres como salas de exposiciones y el aprovechamiento de espacios antes inútiles.
La llegada del equipo actual, que dirige José Ballesta, se caracteriza por la inmersión del museo en un periodo de transformación. Destacan en el proyecto actual la puesta en marcha de diferentes actuaciones para la revitalización del museo. Se facilita la visita libre, en horario amplio y sin guía, por primera vez en su historia; pero esta sigue siendo gratuíta. Se acomete un intenso programa de conservación de las instalaciones – pintura, tratamiento anticarcoma, tejado, iluminación, electricidad; etc...-; y se abre la sala de exposiciones temporales lo que supone, además de un atractivo, un lugar de reflexión sobre el ser y la proyección del museo en la comunidad viguesa. Además se propone, de acuerdo con el nuevo proyecto, una nueva exposición permanente, basada en conceptos.
La restauración completa del legado Policarpo Sanz, y la exposición permanente de una selección, es otro de los hitos del museo en la actual etapa, en la que el museo aumenta su número de visitantes - hasta traspasar su techo de los 30.000, en 2004. Consigue además consolidarse como una referencia de la comunidad escolar, turista y, lentamente, en menor medida, de los ciudadanos vigueses como lugar para el aprendizaje y el disfrute de su ocio.
El departamento de Historia de la ciudad, que ya Vázquez Gil había impulsado con la realización de exposiciones en el museo, se convierte en objeto principal ahora, dado su escaso desarrollo anterior, y la necesidad de la ciudadanía viguesa de disponer de un espacio dedicado a la memoria histórica de Vigo, su identidad, lo que encuentra su mejor ejemplo en el éxito de iniciativas como las exposiciones dedicadas a Bouzas o a la Reconquista.
Información sacada da web do Museo: