Entrevista publicada en el número
del 23 de Julio de 1995 de la revista TELEABC
Texto: Carmen Aniorte
Texto: Carmen Aniorte
Jugando a su
juego televisivo más reciente, podríamos decir que nuestro personaje es el
femenino de Julio, su primer coche fue un «3x4», añora la gaita, pero ahora le
gustan las sardanas. Ha estado en la Luna, le va la onda y tiene una radio con
su nombre grabado... ¿Lo han adivinado?
Julia Otero ha
sabido dar un toque de originalidad a las entrevistas televisivas y un calor
especial a sus programas radiofónicos de Onda Cero con «La radio de Julia». En
su actual espacio televisivo, «Un paseo por el tiempo», que esta semana se
despide, hasta después del verano, ha realizado un homenaje a algunos de los
personajes más populares de nuestro país.
- ¿Cómo
definiría en pocas palabras su programa?
- Es un paseo
por el tiempo colectivo que parte de una experiencia individual, rica y
atractiva.
- ¿Ha tenido
presiones para que acuda alguien a su programa?
- Las personas
que invitamos a dar «Un paseo por el tiempo» jamás presionarían a nadie para
salir por televisión. Al contrario, hay que convencerlas. No todo es tan fácil
y apacible como aparece en la pantalla.
- ¿Qué
criterios de selección tienen a la hora de escoger a un personaje?
- En una serie
tan breve, catorce programas, nuestro propósito ha sido reflejar el mayor
número posible de disciplinas: la filosofía, el deporte, la literatura, el
cine, la ciencia, la música, el humor... El criterio de selección ha sido
difícil, porque sólo podíamos elegir un representante de cada una de ellas.
- Una típica y
tópica pregunta: ¿radio o televisión?
- Lo más
importante pienso que es la comunicación, pues sin ella no puede verse a través
de la radio, ni sugerir a través de la Televisión.
- ¿Cómo puede
hacer las dos cosas y no acabar agobiada?
- Porque me
digo todos los días que estoy haciendo un «sprint» no un maratón.
- ¿La meta está
cerca?
- Esta
temporada, sí.
- ¿Son
importantes los premios en esta profesión?
- Estoy
profundamente agradecida a los que me han premiado, sin embargo hay uno que no
tiene escultura que lo distinga, ni una fecha concreta que lo recuerde, pero sí
el nombre, la fidelidad y el afecto de los que siguen mi trabajo.
- ¿Qué opinión
le merecen las asociaciones de telespectadores?
- Yo preferiría
que no hubiera policía, ni ejército, pero son imprescindibles. Si hay
asociaciones de telespectadores será porque la realidad televisiva ha obligado
a la gente a organizarse. Es deseable, sin embargo, que su talante no sea
censor en exceso.
- ¿Es la
televisión actual la culpable absoluta de los males que se le imputan?
- No, por
supuesto, se la utiliza demasiadas veces como chivo expiatorio de determinados
desajustes de la sociedad.
- ¿Tiene usted
como periodista alguna asignatura pendiente?
- Cada día es
una asignatura pendiente, con la particularidad de que un suspenso estrepitoso
puede anular una buena nota de promedio.
- ¿Se considera
creadora de una forma de hacer televisión?
- El doctor
Grisolía dice que la posibilidad de que nazcan dos seres humanos idénticos es
una entre cincuenta trillones. Todos somos creadores de una forma de hablar, de
moverse, de amar...
- ¿Calidad y
cantidad no se llevan bien en televisión?
- No es fácil
que se lleven bien, pero tampoco es cierto que lo mayoritario sea malo y lo
bueno sólo para unos pocos.
- ¿Existe
rivalidad entre los profesionales del medio televisivo?
- La rivalidad
sana, que deriva en mejorar lo que ofrecemos a los demás, existe y la considero
positiva.
- ¿Hay que
vender el alma al diablo para conseguir el triunfo?
- Todo lo que
implica vender algo querido de uno para conseguir un triunfo, me parece que
pone al descubierto lo altamente sospechoso que es ese triunfo.